Dar a los usuarios lo que ellos quieren

Parece discurso de libro universitario, pero es la realidad pura y simple. Por años se ha intentado crear fórmulas para vender a los consumidores el producto que ellos no necesitan, convirtiendo la frase «los mercadologos crean necesidades» en un estigma.

Para esto tendremos que salirnos del contexto local —hasta que se produzcan en el mismo las condiciones que describiremos en este artículo, donde encontramos el efecto generado por Netflix con su aclamada serie «House of Cards».

No entraremos en los detalles sobre la serie —mejor entre y disfrútela, sino en cómo el éxito de entregar el contenido que quiere la audiencia ha incrementado las suscripciones de Netflix (NFLX) y al mismo tiempo el valor de sus acciones (al momento de escribir el valor está en 295.29 +2.86 +0.98).

Todos recordarán el fiasco cuando la empresa separó las suscripciones de manera tal que el negocio de renta de DVD (el pilar original de la empresa) desapareció. En ese momento el movimiento fue muy arriesgado porque fue una decisión contraria al deseo de los usuarios (DVD + Streaming). Ahora con la distribución de contenido original, va recuperando el terreno perdido encaminándose hacia una posición fuerte.

¿Qué podemos aprender de esto?

Netflix con su propuesta de contenido original cambió la dinámica de la industria, entrando a los modelos de HBO y AMC (que distribuyen parcialmente el contenido original) al entregar temporadas completas.

Netflix puede medir las respuestas de sus usuarios para presentarles mejores contenidos como nadie lo ha hecho jamás en el medio televisivo. Netflix conoce bien a aquellos usuarios que vieron el show completo desde la primera semana y cuáles no han llegado al segundo episodio seis meses después de su lanzamiento.

La capacidad de una medición exacta de la audiencia (o de un nicho), influenciado por el efecto de las redes sociales, producen situaciones que eran imposible hace 30 años atrás. Netflix mejor que nadie tiene la capacidad de entregar contenidos donde, cuando y como ellos quieran, gracias a la extrema relación de la empresa con su audiencia, herramienta que proporciona una ventaja a los escritores.

La compañía ha ganado su primera gran batalla: ha penetrado en la sala (living room). Ahora se está enfocando en el contenido.

Cadenas como HBO puede empezar a conceder acceso a no-suscriptores al servicio «HBO Go», pero eso es meterse a pelear en el terreno de empresas como Netflix. Ya es un juego fácil para empresas como Hulu, el tener las métricas de sus usuario y trackear —gracias a las redes sociales- el comportamiento fuera de su plataforma, donde están apelando a los ojos de los más jóvenes que pasan horas delante de su móvil, tablet y computador. Una nueva generación que está olvidando el fin de un operador de cable.

Regresando al contexto local

Esta lección global nos tiene que llevar a una reflexión sobre nuestro mercado, que en algunas ocasiones es demasiado innovador y en otras demasiado conservador —bipolar al fin.

La creación de contenido original es un mercado actualmente, pero la generación que está impulsando esta avalancha de temas, historias e inclusive películas, se está encaminando mediante la forma de distribución tradicional.

Siempre he dicho que tenemos una gran ventaja al no tener muchas cosas, ya que «no tenemos la necesidad de arrancar el modelo por donde sabemos que no funciona». Si el contenido es el rey, entonces debemos aprovechar la fortaleza de los canales digitales para poder dar mayor alcance al contenido original dominicano.

Ahí llegamos a la dura realidad: El contenido original en un canal digital significa libertad en el consumo, saltar los modelos de comunicación establecidos y quizás como un efecto colateral la reducción de la brecha digital, dando a los usuarios lo que ellos quieren.