Este escrito no se refiere a ningún software libre, sino a una etapa de la vida del emprendedor criollo.
En la ultima década, el sueño de todo profesional es convertirse en el dueño absoluto de su tiempo –por lo menos en algún momento de su vida. La cultura emprendedora ha sido acogida a todos los niveles sociales.
El riesgo que asume todo profesional —me incluyo en la frase– al dedicar el 100% de su tiempo a su emprendimiento es alto si verificamos las condiciones de nuestro país. El riesgo es mayor cuando el emprendedor selecciona una categoría saturada.
¿Categoría saturada? Sí, una categoría donde todos hacen lo mismo. Generalmente son las más fáciles de abordar (quizás porque pueden copiar el trabajo de otros) pero en la realidad son las más difíciles de rentabilizar.
Si piensas dedicarte por entero a tu pasión y que el emprendimiento sea tu fuente principal de ingresos, debes seleccionar muy bien el nicho donde te vas a desenvolver. No es lo mismo cuando tienes un trabajo y tu emprendimiento es considerado como un ‘picoteo’, las decisiones que tomas diariamente son muy diferentes.
#OpenChest
Cuando haces la transición del trabajo al emprendimiento considerando que vas a tomar las decisiones de igual forma —sin arriesgar el cash flow, es el momento cuando en buen dominicano decimos: «se te puede abrir el pecho».
Open Chest (pecho abierto) es la consecuencia de considerarte invulnerable. Por más conocimientos que pueda tener un emprendedor y todos los amarres que pueda realizar para posicionarse en su categoría, si no considera el factor tiempo, puede chocar con la gran pared llamada realidad.
Me preocupa la gran cantidad de emprendedores peleando en la misma categoría, arriesgándose a ser considerados como mediocres cuando tienen un gran potencial.
Crea tu categoría
Si se analiza la cultura emprendedora y se revisa el efecto de los «valleys» que internacionalmente han marcado la diferencia en el planeta, podemos darnos cuenta que el primer consejo que sale de todas las conversaciones es la necesidad de «re-inventarse», mas bien «re-inventar la categoría».
La única oportunidad del emprendedor para destacarse es convertirse en innovador. Al innovar se corre riesgo de fracasar pero nunca serás considerado como uno más del montón.
Otra estrategia que he visto en algunos emprendedores es la «sustitución». El emprendedor selecciona una marca o figura persiguiendo sus pasos hasta que la misma —dentro de su ciclo de vida- entre en la etapa de declive. En ese momento el emprendedor adopta el modus operandi del anterior proclamando para sí el espacio o la categoría. En muchos casos, el «sustituto» niega la existencia del anterior —C’est la vie.
La comunidad perdida
A diferencia de otros mercados, el nuestro es bastante competitivo. Los emprendedores trabajan como islas donde es evidente la falta de coordinación y comunicación entre los mismos. Pueden usar la misma tecnología, utilizar los mismos proveedores, pero nunca compartirán entre ellos las buenas prácticas.
Eso se traduce en que los factores externos del mercado los golpean constantemente sin tener más remedio que asumirlos sin reclamo. El miedo a perder la ventaja competitiva hace que los emprendimientos y que muchos negocios PYME sean presa de sus propios clientes o usuarios.
Como he dicho antes: El networking es la herramienta —comprobada en Silicon Valley, que dinamiza a las industrias jóvenes como la nuestra.
Quien logra en una categoría saturada convertirse en conector tiene la ventaja de sobrevivir. Más aún, puede lograr ingresos de múltiples fuentes en el momento cuando la realidad del «cash flow» contraste sea inferior al salario que decidimos dejar atrás.